Para abrir este blog, hemos decidido escribir sobre algo que nos imaginamos nos interesa a todos.
Hemos intentado resumirlo lo máximo posible para hacer honor al nombre de este blog de forma que puedas leerlo en tan sólo dos minutos. Así que, ¡empieza a cronometrar a ver si el objetivo se ha cumplido!
"Yo soy".... Parece una frase muy simple ¿verdad?. Ya de pequeños en el cole, y de adolescentes, estudiaras ciencias o letras, como se decía en mi época, nos enseñaron muy bien a realizar un exhaustivo análisis sintáctico y morfológico de cada oración, de forma que para averiguar el complemento directo de esta misma frase que te he puesto, había que preguntarle al verbo. En este caso la pregunta correcta para averiguarlo sería ¿qué soy?.
Y, aunque en aquel momento cuando estudiábamos no lo supiéramos, así nos pasamos la vida, haciéndonos esa pregunta una y otra vez e intentando rellenar ese huequecito que queda, de una forma que sea satisfactoria para nosotros y también para los demás. Yo soy listo, yo soy rico, yo soy guapa, yo soy.... yo soy....
Ya de pequeños nuestros papás y los mayores que nos rodeaban nos enseñaron que había que rellenarlo ¡y a ser posible cuanto antes mejor!. A quién no le han hecho en la infancia la pregunta: "Niño ¿y tú que quieres ser de mayor?" La reacción, ya fuera de alegría o de enfado, dependía de lo que en ese momento inocentemente contestaras, ya que si decías "yo quiero ser médico o astronauta", todo el mundo se prodigaba en alagos, mientras que si decías "yo quiero ser pescadero o agricultor", todos ellos trabajos muy nobles, la cosa cambiaba.
¿Recuerdas cuando nos sacaban a la pizarra? Nos afanábamos por encontrar un complemento directo ¡el que fuera! Pero, como bien nos explicaba la profesora o profesor, no síempre tenía porqué haber uno.
Ante la pregunta ¿qué soy? la respuesta a menudo da miedo, porque tememos que nuestra vida sea una de esas oraciones en las que no hay complemento directo y tenga que enfrentarme al “Yo no soy nada” o en el que sea tan poco importante que mejor sería no tenerlo, porque tengo que ser algo ¡y algo importante! para valer en esta vida y ganarme un puesto. Y me da la impresión que así hemos pasado la vida intentando rellenar ese hueco con algo que nos resulte satisfactorio a nosotros y a los demás.
"Yo soy listo, yo soy guapa, yo soy rica, ¡yo soy la alegría de la huerta!" ...... Todas nuestras energías las centramos en que la oración de nuestra vida tenga muchos objetos directos, cuantos más mejor, esperando estar así más realizados, ser mejor persona y poder identificarnos con ellos. Y nunca estamos contentos, nunca es suficiente.
Pero ¿nadie se ha parado a pensar, nadie recuerda que la misma profesora nos decía que lo más importante de una oración era el sujeto y el verbo? ¿No crees que “Yo soy” es lo suficientemente importante como para llevar una vida alegre y plena? Inmersos en la vorágine de nuestra vida, centrados en intentar captar complementos de aquí y de allá nunca nos hemos parado a pensar de donde venimos, lo que somos y tal vez hacia donde vamos.
Una vez, intentando encontrar un complemento directo lo suficientemente importante como para ganarme un respetable hueco en esta vida, alguien me dijo algo que hizo mella en mí y que me ayudó a ver mi vida y la de los demás de una manera muy distinta.
Así como me lo dijeron yo te lo digo:
“Niña, somos el culmen, la muestra viviente de generaciones que vivieron hace miles y millones de años.
La experiencia, la sabiduría, los sentimientos de nuestros ancestros, desde el principio de la aparición de la vida en la Tierra, desemboca en ti, y los tienes ahí, en tu interior. Su misma sangre, la sangre de los que vieron una Tierra joven y bella, corre dentro de tí.
Tus ancestros debieron de sentir dicha, amor, tristeza, debieron de enfrentarse a animales, enfermedades, hambre, guerras y sobrevivieron a todas ellas, la prueba está en tu existencia. Muchos de ellos cayeron en el camino, pero ellos no. Tienes tras de ti siglos y siglos de existencia que se han ido perfeccionando a lo largo del tiempo hasta verte nacer ¡Todo el universo se ha esforzado en darte vida y velar por tí, en darte a TI tu SER! ¿Y eso no es suficiente?”
Pero hoy en día parece que no, y encima, ahí están los dichosos complementos directos martilleando todo el día en nuestras mentes. "¿Pero qué soy? No soy nada. ¡Tengo que ser más! ¡Tengo que ser delgada, tengo que ser guapa, tengo que ser musculoso......."
Amigo, amiga mía, sin conocerte te puedo decir que Tú eres, sin necesidad de decir nada más, ya que eso es lo suficientemente valioso por el simple hecho de existir, por el simple hecho de ser vida y que no necesitas ningún adorno detrás.
Si pensaramos todos esto, o al menos unos cuantos, como dice la teoría de los cien monos (perdona que no te lo cuente ahora, pero debo de cumplir mi reto que en este blog me he impuesto), además cambiaría tu forma y la de los demás de ver la vida. Ya no verías a ese que es un mendigo, esa que es una exitosa empresaria...... Simplemente verías a "Yo soy" por todas partes, a un milagro de la vida en cada persona.
Dentro de 50 o tal vez 60 años todos los complementos directos no serán más que murmullo de viento y en nosotros, Dios sabe donde estemos, solo quedara lo importante: SUJETO Y VERBO.
Megam y Duréls
FLORES DE BACH
Holly o Acebo, esencia floral que encarna el principio del amor universal, que te ayudará a ver el "Yo soy" en los demás y también en ti. Como decía el doctor Bach " este amor es la más grande energía sanadora".
Es un remedio que se puede utilizar para clarificar una situación y que nos permite vivir en armonía interna, conociendo nuestras emociones.
Además nos ayuda a ver las cosas en su medida, sin la necesidad de tantas etiquetas innecesarias.
Poco a poco a poco iremos explicando más cosas de esta maravillosa terapia reconocida por la Organización Mundial de la Salud.
Que la Luz ilumine tu vida.
Hasta el próximo mes.
Megam y Duréls.